Por Manuel Gómez
Para Irina Ortega Sánchez, directora de Educación y Cultura Ecológica de la Dirección General de Protección al Medio Ambiente en Acapulco, resultan trascendentales las labores de actualización y modificación al Reglamento de Ecología Municipal, que lleva a cabo el Consejo Municipal de Ecología y Protección al Medio Ambiente, un órgano de participación ciudadana integrado tanto por unidades académicas como asociaciones civiles, en el cual la investidura importante es la directora de esa dependencia municipal, Guadalupe Rivas Pérez.
A través de las comisiones del Consejo se han presentado modificaciones en materia de planeación y ordenamiento ecológico, contaminación atmosférica, por ruidos, gestión de desechos, reciclaje, generación de energías limpias, flora y fauna, áreas naturales, entre otras más.
Esta labor permitiría a la ciudadanía gestionar ante el Congreso local, el financiamiento más eficaz de acciones que en las actuales circunstancias se encuentran sin techo presupuestal, “es una forma en que los ciudadanos, en colaboración con el gobierno pueden presionar a las autoridades para que vean la importancia y la brecha que existe entre hacer leyes y no tener dinero para ejercerlas”, afirma la funcionaria municipal.
Para Ortega Sánchez resulta irónico que pese a que Acapulco es una ciudad, que principalmente basa su actividad económica en el turismo ligado a los recursos naturales, pese a lo cual y a diferencia de lo que ocurre en otras entidades, el puerto sólo cuente con una Dirección municipal y no una Secretaría encargada de la agenda medioambiental.
Enfatizó que es urgente que la ciudadanía y el gobierno se den cuenta que los temas medioambientales son un asunto transversal, que involucra los temas económicos, sociales y culturales en la ciudad.
En el tema de la agenda de trabajo destacó la realización del "Reciclatrón", cuyo objetivo es el acopio de basura electrónica es decir todo equipo y componente electrónico incapaz de cumplir la tarea para la que originariamente fueron producidos, la campaña que tendrá aproximadamente una duración de dos meses, y mediante puntos de recolección en el puerto busca reunir la cantidad de 10 toneladas de residuos, tres toneladas más que en el año 2019.
Finalmente, y en atención a la reciente legislación, se tiene contemplada una plática sobre bienestar animal con sede en la Universidad Americana donde se abordaran cuestiones de regulaciones, penas y castigos a quienes lesionen y abandonen a los animales domésticos, así como el manejo de desechos para aquellas personas que posean albergues en atención a perros en situación de abandono, finalizó Ortega Sánchez.