Hugo Falcón Páez
Influimos en el sufragio día a día, sin necesidad de un proceso.
¿Los políticos son actores, quienes pretenden, fingen, engañan y simulan? Es posible que se haya desgastado esa figura con el paso del tiempo, el mundo está atento de ello. Y es que hay de políticos a políticos. Unos tienen máscaras o disfraz que les sirven para extorsionar, otros para esquilmar, muchos para mentir, algunos para pervertir, hurtar, sesgar. De acuerdo al Instituto Nacional Electoral (INE), los actores políticos son ciudadanos o colectivos que fomentan la participación ciudadana en la vida democrática de nuestro país. Representan la voluntad de la ciudadanía e impulsan sus intereses. El INE está a cargo del registro, regulación y fiscalización de cada uno de ellos. Inclusive hay un sitio específico para tal: http://actores-politicos.ine.mx/
Es muy importante reconocer el poder que tenemos y otorgamos como votantes. Como actores sociales, actores nominales y actores colectivos, ya que de acuerdo a un padrón el sistema funciona e incide un sufragio para que podamos ser gobernados de acuerdo a una democracia. Que, de acuerdo a la opinión de miles de millones de personas, está quebrada, o bien, fue un ejercicio milenario de los griegos que hoy en día no conecta con las generaciones venideras. Incluso, nuestro presente político es un caos y un vertedero de desaciertos, que se limita a un puñado de tesis emanados de un aula de clases en ciencia política, ya que sólo se funden en papel y tinta. Los escenarios se prestan a interpretaciones vagas, hace falta dar un vistazo a las políticas públicas, son un desierto en cada colonia, distrito o sector de indistintas ciudades de nuestro país. No se debe concentrar en la estructura de un partido político, ni asociaciones políticas, ni en los estatutos, ni siquiera en las leyes, o Constitución. Sólo hace falta sentido común y raciocinio, por no decir instinto de conservación.
La alternancia en México no ha surtido el efecto benevolente, pero sí mediático. Ya que ha mermado en la saturación de información y entidades informáticas, medios de comunicación masivos y personalidades de la economía, cultura, arte y medio ambiente. La reingeniería o tendencias en el arte de gobernar, se han hecho a un lado, para anticipar viejas usanzas ancestrales de hurto, nepotismo, demagogia y corrupción. Contra quién peleamos para trabajar y llevar sustento a nuestra familia y hogar, por ello, necesitamos mejores actores políticos. La invitación a ser individuos sanos de psique y soma es vital.
Como mínima tarea civil, observamos, escuchamos y sentimos las noticias para poder captar cómo y en qué lugar vivimos. Sólo quizá nosotros desde el interior, somos los espectadores que detrás de bambalinas nos vulneran esos actores y actrices que se desviven por la política.