Carlos Ortiz Moreno (tercera y última parte)
*Seis gobernadores no han podido o no han querido resolver invasión
*En Acapulco hay seis casas y centros culturales
*Los invasores han destruido instalaciones y modificado estructuras
*Antes de Otis, la Casa de la Cultura presentaba problemas de abandono
A pesar de que en 2010 se negó el amparo solicitado por un grupo de comerciantes que mantiene una invasión de instalaciones en la Casa de la Cultura de Acapulco, el gobierno de Guerrero ha sido negligente para desalojarlos y recuperar ese patrimonio donado con determinadas condiciones. El huracán Otis casi lo consiguió, pero recuperaron el sitio y han cercado lo que consideran su territorio. Nadie, ni siquiera los militares que ahí pernoctan, los pueden molestar.
Desde que apareció el problema han pasado ya seis gobernadores (constitucionales e interinos de partidos como el PRI, PRD y Morena) quienes no han podido o no han querido resolver el problema.
No han ejecutado un desalojo de esas instalaciones quienes han sido directores del Instituto Guerrerense de la Cultura como la crotalista Sonia Amelio y Hubert de la Vega, en el gobierno de René Juárez Cisneros; Laura Olivia López Victoria López y Nora Elisa Méndez González, en el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo y Alejandra Frausto Guerrero, con Ángel Aguirre Rivero.
Fue precisamente este gobernador, en ese momento emanado por el PRD, quien modificó aparentemente sin razonarlo la estructura gubernamental al convertir un Organismo Público Descentralizado, denominado Instituto Guerrerense de la Cultura, como Secretaría de Cultura y su primer titular que Manuel Zepeda Mata, quien ahora funge como vocero de la Secretaría federal de Cultura.
Fue el segundo secretario de cultura Arturo Martínez Núñez, designado por Aguirre Rivero y continuó con el gobernador interino Rogelio Ortega Martínez; otros secretarios del ramo fueron Alicia Sierra Navarro y Rodolfo Mauricio Leyva Castrejón, con el gobierno de Héctor Antonio Astudillo Flores y ahora Aída Melina Martínez Rebolledo, con la morenista Evelyn Cesia Salgado Pineda.
En Acapulco hay seis casas y centros culturales:
Está el centro cultural y deportivo del ISSSTE Guerrero, en la unidad habitacional FOVISSSTE; Casa de la Cultura de la Universidad Autónoma de Guerrero, en Infonavit Alta Progreso, además del Centro Cultural Rosalba de Olvera, en el fraccionamiento Magallanes.
El gobierno del estado tiene bajo su responsabilidad el Centro Cultural Faro Zapata, en la colonia Emiliano Zapata; Centro Cultural La Casa de los Vientos (actualmente en remodelación por la Fundación Slim, gobierno federal y gobierno estatal) que era la casa del pintor Diego Rivera y el Centro Cultural Acapulco que enfrenta tres problemas: la invasión de comerciantes, la devastación de sus instalaciones por el huracán Otis y una anunciada segunda invasión ante el propio presidente de México.
De acuerdo con el listado oficial de la Secretaría federal de Cultura y la relación institucional de sitios culturales del gobierno del Estado, en Guerrero existen 32 casas y centros culturales, incluidos los lugares ya citados.
Según lo que difunde el propio gobierno federal, en su página oficial, el objetivo de la Casa de la Cultura de Acapulco o Centro Cultural Acapulco es realizar tareas concretas de tipo cultural, plenamente justificadas y sobre todo acorde con la realidad y necesidades culturales de la población, incluidas en la Ley Estatal de Cultura.
Desde su fundación, el organismo ha procurado cumplir con la obra que tiene a su cargo. Para ello se ha trazado una serie de objetivos que cumplan con el fin para que se constituyó con objetivos precisos como son conservar, difundir y enriquecer los valores socioculturales que a través de la historia han conformado la cultura guerrerense, así como propiciar en el guerrerense y en particular en el acapulqueño una identificación con su cultura.
Igualmente se encuentra entre sus objetivos presentar a la población acapulqueña alternativas que propicien su creatividad, imaginación, actitud de cambio y la recuperación de su identidad nacional además de mostrar al turismo las aportaciones guerrerenses a la cultura nacional.
En suma, debería ser una institución dedicada al rescate, promoción, difusión de cuestiones artísticas, culturales y artesanales propias de Acapulco en lo particular y del Estado de Guerrero en lo general, con el objetivo de fortalecer la identidad nacional a través de la cultura.
Y todo eso se tiene que desarrollar en las instalaciones que el alemán Wolfgang Schoenborn Stuertz donó, voluntaria u obligadamente, al gobierno del Estado de Guerrero que se comprometió, por 99 años, a vigilar el cabal cumplimiento de las condiciones que se establecieron en un documento que se encuentra en el archivo de notarías de la propia Secretaría General de Gobierno de Guerrero.
Esos comerciantes se aferran a mentiras de que son artesanos y que se encuentran protegidos por un amparo. Ambas versiones son falsas.
Hasta antes del impacto del huracán Otis, los vendedores mantenían invadidos los pasillos y uno de los accesos de la Casa de la Cultura, además de que modificaron la estructura de uno de los módulos al instalar herrerías y perforar pisos y techos sin permiso alguno.
El pasado 17 de agosto, el periódico El Sur, había difundido una información relacionada al abandono de las instalaciones culturales.
En su texto informativo, firmado por el reportero Óscar Ricardo Muñoz Cano, se criticaba abiertamente que, mientras el gobierno del Estado — a través de Secultura— presumía la recuperación de espacios como el Auditorio Sentimientos de la Nación, en Chilpancingo, Casa Borda en Taxco, o la Casa de Los Vientos en Acapulco –los dos últimos con el apoyo del gobierno federal–, el Centro Cultural Acapulco se deterioraba de manera acelerada.
Aunque definía que el problema involucraba a la administración anterior del priista Héctor Astudillo Flores, en el actual gobierno morenista no se había dado el mantenimiento necesario.
Al mismo tiempo que se realizaban actividades, los espacios lucían abandonados, sin aire acondicionado, filtraciones de agua tras las lluvias, baños sin servicio y taponamiento de drenajes. En esa ocasión la secretaria de Cultura de Guerrero se había limitado a responder que “no había manera de atender las necesidades del lugar –el principal de la ciudad– por falta de presupuesto”.
El texto periodístico exhibía deterioros marcados en la Gran Galería, la Galería Ixcateopan, el auditorio Juan García Jiménez, el auditorio Eloína López Cano, el Centro de Lectura y Formación Carlos Fuentes, entre otros puntos. Además, remarcaba la oscuridad completa del lugar al caer la noche y el abandono de las instalaciones sin vigilancia alguna.
Según la Secultura, respondiendo a una serie de solicitudes al Instituto Nacional de Transparencia (INAI), se invirtieron en esta administración 65 mil pesos para su presunta reapertura (El Sur, edición del 21 de abril de 2023).
Comparativamente, en junio de 2009 durante el gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo, el IGC entregó un premio al arquitecto José Madrigal García por la elaboración del proyecto arquitectónico de remodelación del inmueble que ocupa este centro cultural, en el que se invirtieron cuatro millones de pesos.
En noviembre del 2022, según aparece en la página oficial del Congreso del Estado de Guerrero, se aprobó un dictamen de la Comisión de Estudios Constitucionales y Jurídicos por el que se reforma a la Constitución Política del Estado para establecer el reconocimiento de la cultura como un derecho humano.
La diputada Angélica Espinoza García (Morena) dijo que la promoción de los derechos culturales debe hacerse sin distinción de nacionalidad, origen étnico, religión, lengua o cualquier otra condición.
Consideró de suma importancia legislar para lograr un marco jurídico idóneo que promueva el reconocimiento y garantice mecanismos de acceso a los derechos culturales, que coadyuve a la democracia y la participación ciudadana sustantiva de los pueblos.
Sin embargo, ninguno de los legisladores locales conoce la historia (o evaden tocar el tema) de la donación condicionada del terreno que indica que, para que se lleve a buen término el compromiso pactado legalmente en 1975, el lugar tiene que operar con un Consejo Consultivo de Cultura en que tendrían que participar el titular o la titular del Ayuntamiento de Acapulco, el o la responsable estatal del sector cultural y todos los artistas o cultureros de Acapulco.
Con esa visión múltiple, se evitaría que la oficina sea una caja chica como ha venido operando y que una sola persona de manera caprichosa, desde el gobierno del Estado, ordene realizar eventos que deberían involucrar a los acapulqueños y al sector turístico que visita este destino de playa de Guerrero.
La Casa de la Cultura enfrenta tres problemas:
La invasión de los comerciantes en sus instalaciones. Tema pendiente por parte del gobierno del estado y específicamente de la propia Secretaría de Cultura que no ha puesto empeño en lograr el objetivo.
El otro futuro conflicto es la anunciada segunda invasión con la construcción de un inmueble para la Secretaría de la Defensa Nacional. La decisión podría echarse atrás con la argumentación legal adecuada o bien podría continuarse el plan por una razón de capricho presidencial.
El secretario de la Defensa Nacional, general Luis Cresencio Sandoval González, informó que la dependencia a su cargo ya tiene listos 21 predios para iniciar la construcción de cuarteles para la Guardia Nacional en Acapulco y Coyuca de Benítez y adelantó que la próxima semana iniciarían los trabajos.
Ante el presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien se le rindió un informe detallado de los trabajos realizados tras el impacto del huracán Otis en los dos municipios guerrerenses, el titular de la Sedena adelantó también que ya se tienen dos terrenos en donde se construirán unidades habitacionales para el personal de la Guardia Nacional que apoya en las labores de seguridad.
De acuerdo con el informe presentado, los puntos donde se construirán los cuarteles son Aeropuerto, Campo militar (Cumbres de Llano Largo), Módulo Costa Azul, Tanques Gemelos, Acabús, CETIS 117, Los Terrazas (Tráiler Park de La Sabana), Tecnológico, CBTIS 14, Palma Sola, Finabien (Telecom, Base Aérea Militar número 7 (Pie de la Cuesta), Centro de Convenciones y Bodega La Postal.
Otros sitios mencionados en el anteproyecto presentado ante el presidente de la República son el Centro Cultural de Acapulco (junto al edificio Oceanic 2000 y el CICI), Hotel Bugambilia (zona dorada), Parque Papagayo, Cereso Acapulco, Exmódulo de Policía (Unidad Habitacional San Agustín), la Alberca Costa Dorada (Unidad Habitacional Luis Donaldo Colosio) y el Parque Ecológico Los Viveristas.
El general Sandoval González añadió que los predios factibles para la construcción de las unidades habitacionales para los integrantes de la Guardia Nacional se encontrarían en Granjas El Marqués, con 460 viviendas, y Playa Diamante, con 120 viviendas.
El tercero es lo peor. El huracán Otis destruyó todo. No hay instalaciones para desarrollar ninguna actividad cultural. Si antes del meteoro se requerían muchos millones de pesos, hoy se necesitan diez o veinte veces más. Pocos muros y techos quedaron en pie, pocos árboles siguen dando sombra.
Aparejado a la destrucción del fenómeno hidrometeorológico, las instalaciones fueron saqueadas. Se robaron aparatos de aire acondicionado de tres y dos toneladas de capacidad de enfriamiento. El material eléctrico también fue removido del sitio
Los trabajadores de la dependencia desconocen cuál será su futuro laboral con respecto a las instalaciones. Nadie les ha informado oficialmente algo sobre el particular. La gran mayoría son personas que rebasan las tres décadas de trabajo en esas oficinas. A los actuales funcionarios del sector no les importa eso porque solamente están cuidando sus espaldas y no salirse del presupuesto.
Las poquísimas despensas de ayuda que les fueron entregadas no las compró el gobierno del Estado ni siquiera la Secretaría de Cultura.
La titular de la dependencia hizo que los trabajadores supernumerarios de otras ciudades ajenas al municipio de Acapulco, golpeado por el huracán, compraran diversos artículos para armarlas y presumir que las estaba donando la Secretaría de Cultura.
Pero no hubo para todos los trabajadores de Acapulco.
¿Qué pasará con esas instalaciones culturales?
La moneda está en el aire.